A
círculo azul, estão assinalados os lugares visitados e um que o não foi, «a
Capela Real, junto à Catedral de Granada e o seu núcleo renascentista», pois o
tempo disponível não o permitiu. O traço azul indica a Avenida de la
Constitución, por onde andei, de noite e de madrugada.
Pernoitámos no Hotel Maciá Condor, na Av. de la Constitución, n.º 6
No primeiro dia de Granada,
visitámos a Cartuxa. Depois de jantar, uma volta ao longo da Avenida de la
Constitución. O realce vai para as estátuas-pessoas sentadas num banco de
jardim. Apetece sentar ao lado dele e ao lado dela. De madrugada estive por ali,
ainda o dia não tinha nascido. Lorca e Elena Martín Vivaldi -- ambos estudaram
no «Padre Suarez», ali ao fundo -- cativaram-me. As outras coisas, o Instituto
de Estudos Secundarios Padre Suarez, o Hospital Real, o monumento a S. João de
Deus, outros edifícios, embora importantes, desempenham por agora um papel
circunstancial. Não, assim, a cabeça d'El Gran Capitán. Ao fim do passeio central da Avenida de la Constitución, El Gran Capitán está presente, preside, pronto a ver, organizar, decidir. Foi construtor de obra grande. Ficou famosa uma anedota a seu respeito, em que se mostrou desassombradamente contra espíritos dados a pequeñeces [o rei]. Verdade ou não, ficaram célebres as contas que apresentou ao rei e ficaram nos anais da história e na língua como as «Cuentas del Gran Capitán».
Gonzalo Fernández de Córdoba, de seu nome, ficou ligado à fundação do mosteiro da Cartuxa de Granada, tendo chegado a doar terrenos, embora com o decorrer do processo, na mudança do lugar de implantação inicial para aquele em que actualmente se encontra, se tenha afastado.
*
LORCA
A Casa de
Bernarda Alba, A Sapateira
Prodigiosa, Yerma e o poema «A las
cinco en punto de la tarde» eram as minhas referências sobre Lorca e, mesmo assim,
de Yerma nada mais havia que o
projecto de ver representada a peça pelo espaço cultural COISA, em Torres Vedras,
da Companhia João Garcia Miguel, se e quando a voltasse a representar, pois a
primeira representação passou sem o meu conhecimento. A Casa de Bernarda Alba fui vê-la, salvo erro, a Enxara do Bispo,
encarnada com paixão, por um grupo de teatro amador. A Sapateira Prodigiosa, vi em filme, com Amália Rodrigues e Barreto
Poeira, nos protagonistas.
Fica aqui
uma breve antologia.
Romance de la luna, luna
A Conchita García Lorca
La luna vino a la fragua
con su polizón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
—
Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
—
Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
—
Huye, luna, luna, luna,
que ya siento los caballos.
—
Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.
Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando
(Do Romancero Gitano)
*
La cogida y la muerte
A mi querida amiga
Encarnación López Júlvez.
A las cinco de la
tarde.
Eran las cinco en punto
de la tarde.
Un niño trajo la blanca
sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya
prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y
sólo muerte
a las cinco de la tarde.
El viento se llevó los
algodones
a las cinco de la tarde.
Y el óxido sembró
cristal y níquel
a las cinco de la tarde.
Ya luchan la paloma y el
leopardo
a las cinco de la tarde.
Y un muslo con un asta
desolada
a las cinco de la tarde.
Comenzaron los sones de
bordón
a las cinco de la tarde.
Las campanas de arsénico
y el humo
a las cinco de la tarde.
En las esquinas grupos
de silencio
a las cinco de la tarde.
¡Y el toro solo corazón
arriba!
a las cinco de la tarde.
Cuando el sudor de nieve
fue llegando
a las cinco de la tarde
cuando la plaza se
cubrió de yodo
a las cinco de la tarde,
la muerte puso huevos en
la herida
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la tarde.
A las cinco en Punto de
la tarde.
Un ataúd con ruedas es
la cama
a las cinco de la tarde.
Huesos y flautas suenan
en su oído
a las cinco de la tarde.
El toro ya mugía por su
frente
a las cinco de la tarde.
El cuarto se irisaba de
agonía
a las cinco de la tarde.
A lo lejos ya viene la
gangrena
a las cinco de la tarde.
Trompa de lirio por las
verdes ingles
a las cinco de la tarde.
Las heridas quemaban
como soles
a las cinco de la tarde,
y el gentío rompía las
ventanas
a las cinco de la tarde.
A las cinco de la
tarde.
¡Ay, qué terribles cinco
de la tarde!
¡Eran las cinco en todos
los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de
la tarde!
(De Llanto por Ignacio Sánchez Mejías)
Baladilla de los
tres ríos
A Salvador Quintero
El río
Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada
uno llanto y otro sangre
¡Ay, amor
que se fué por el aire!
Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!
¡Ay, amor
que se fue y no vino!
Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía, a tus mares.
¡Ay, amor
que se fue por el aire!
(De Poema del Cante Jondo)
*
Sorpresa
Muerto se quedó en la calle
con un puñal en
el pecho.
No lo conocía nadie.
¡Cómo temblaba el farol!
Madre
¡Cómo temblaba el farolito
de la calle!
Era madrugada. Nadie
pudo asomarse a sus ojos
abiertos al duro aire.
Que muerto se quedó en la calle
que con un puñal en el pecho
y que no lo conocía nadie.
(De «Poema de la soleá», de Poema del Cante Jondo)
*
ELENA MARTÍN VIVALDI
Amarillos
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I
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Qué plenitud dorada hay en tu
copa,
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árbol,
cuando te espero
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en la
mañana azul de cielo frío.
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Cuántos
agostos largos, y qué intensos
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te han
cubierto, doliente, de amarillos.
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II
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Toda la
tarde se encendía
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dorada y
bella, porque Dios lo quiso.
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Toda mi
alma era un murmullo
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de
ocasos, impaciente de amarillo.
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III
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Serena
de amarillos tengo el alma.
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Yo no lo
sé. ¿Serena?
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Parece
que entre el oro de sus ramas
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algo
verde me encienda.
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Algo
verde, impaciente, me socava.
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Dios
bendiga su brecha.
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Por este
hueco fértil de mis ansias
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un cielo
retrasado me desvela.
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Ay, mi
esperanza, amor, voz que no existe,
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tú, mi
siempre amarillo.
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Hazte un
sol de crepúsculos, ardiente:
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ponte
verde, amarillo.
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(Arco en desenlace)
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O GRÃO-CAPITÃO
Sobre o Grão-Capitão, transcrevemos, daqui, com a devida vénia, o que respeita a Granada e ao mosteiro dos cartuxos. Gonzalo Fernández de Córdoba, de qualquer modo, fica sempre ligado à fundação da cartuxa de Granada, ele que, primeiro, concedeu as terras e reservou padroado sobre a capela-mor da igreja, para, depois, retirar o padroado e destinar para seu mausoléu o mosteiro de S. Jerónimo, ainda em construção, com fundamento na mudança das condições inicialmente acordadas.
«[…] os hábeis contactos do Padre
Visitador com Gonzalo Fernández de Córdoba coincidiram com o momento em que este, afastado do favor real e
gravemente enfermo, ponderava o lugar para a sua última morada. Entre as
vantagens que lhe oferecia a eleição de uma fundação cartuxa como mausoléu não
se ocultava a possibilidade de evidenciar o carácter da sua devoção sincera e
austera espiritualidade, emulando ao tempo a protecção régia concedida
tradicionalmente à ordem Consequência de tudo isto, a 19 de Dezembro de 1513
outorgava-se em Loja a escritura pela qual o nobre militar se obrigava à cessão
das hortas de Ainadamar — logo ampliadas com a aquisição da adjacente Huerta
del Pequeñí — para a construção de um mosteiro cartuxo sob a invocação de Nossa
Senhora de Jesus, reservando-se o padroado sobre a capela-mor da igreja. O
lugar oferecia o apartamento requerido pelo espírito cartuxo, num território
ubérrimo, que para o Grão-Capitão possuía funda significação, dado tratar-se do
«sítio de onde primeiro viu Granada e se defendeu dos mouros com valentia».
Obtidas as licenças preceptivas régias, pontifícias e episcopais, a celebrou-se
a posse do lugar em Agosto de 1514 com uma missa a que concorreram, além do
Visitador Geral, os priores do Paular, de Miraflores e de Aniago, e os procuradores
de Jerez e Sevilha.» (P. 122, 1.ª col.)
«Elaborada a
primeira traça do mosteiro e abertos os caboucos no lugar assinalado,
advertiram-se vários inconvenientes, como o acanhado do lugar, situado numa
ladeira pronunciada, que dificultava a cimentação e o acarreio dos materiais;
além de se achar numa localização muito exposta aos ataques dos rebeldes
mouriscos assentados nos arredores. O lugar de Ainadamar constituía um
território atravessado pela acéquia homónima que conduzia as águas de Alfacar
até à capital granadina, ademais regado abundantemente por vários mananciais
que ali nasciam. Com ocupação documentada desde a época romana, foi durante o período
muçulmano que concentrou um florescente habitat
agrícola composto de alcarias, regadios e vinhedos, cuja exploração se mantinha
por parte da população mourisca. A resistência destes colonos á administração
castelhana e ao submetimento às novas estruturas ideológicas, junto com o
apartado do lugar, faziam deste enclave um âmbito especialmente hostil para um
estabelecimento monástico. Deste modo, razões técnicas e de segurança foram as
arguidas pela ordem para mudar a localização, apesar de contar com a oposição
inicial do Prior do Paular e do Padre Visitador; e, mais ainda, contrariando a
vontade do Grão-Capitão a ponto de o fazer protestar que se os monges «mudam o
sítio eu não sou obrigado a guardar o meu propósito». Examinada detidamente a
questão pela casa matriz, esta aprovou o traslado — sancionado pela Igreja e a
Coroa — embora isso implicasse assumir unilateralmente os custos do estabelecimento. Um mês mais tarde, em Dezembro de 1515, dava-se em Granada o falecimento de
Gonzalo Fernández de Córdoba, que depois de retirar o padroado sobre os
cartuxos granadinos dispusera que os seus restos fossem inumados na capela-mor
do mosteiro de S. Jerónimo, ainda em construção.» (P. 122, 2.ª col. e 123,
1.ª col.) Retiradas as notas ao texto.
Contas
do Grão-Capitão
Seja lenda ou não, não resisto a começar:
Embora possa não ser mais que uma lenda, conta-se que o rei Fernando o Católico pediu a D. Gonzalo contas de em que tinha o dinheiro do seu reino. Isto teria sido visto por este, como um insulto. Da resposta, há várias versões, a mais comum diria:
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Avenida de la Constitución
Federico García Lorca
Nas mãos, o Romancero Gitano
Elena Martín Vivaldi
El Gran Capitán
A cabeça é oca, nanja a do Gran Capitán
Instituto de Educación Secundaria (IES) Padre Suarez
Monumento a S. João de Deus
Na Plaza del Triunfo, de Miguel Moreno Romera (2000)
O santo, junto ao umbral de uma porta, um menino, um pobre por terra e uma mulher
Banco de Jardim, com três lugares
Pode passar-se para o lado de lá da avenida, pois o declive em pedra é simétrico: subida e descida, para ambos os lados.
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Flamenco, Manuel de Falla e Joaquín Rodrigo: